No es cuestión de odio, soy cristiano y respeto la religión en el ámbito privado, me he formado en colegio religioso y eso marca para bien, pues mis curas eran abiertos lo que me ha permitido conocer la iglesia desde cerca. La iglesia buena y la iglesia del demonio.
Pero España necesita ser laica en sus gestiones sociales, de gobierno, productivas y de formación, con urgencia además, pues la manipulación ejercida atenaza los cambios necesarios y las trampas encubiertas de muchos borregos que pastan sobre corderos con hambre.
En pleno siglo XXI y dentro de la Europa del futuro, estar dominados por una iglesia parece imposible. Que por delante de las decisiones de las personas, incluidas las católicas, estén escondidos los mandatos de una confesión religiosa, es un atraso que nos está costando caro, y se puede volver contra la propia religión que abusa de sus poderes.
En España la iglesia católica debe apartarse de estar mezclada con los poderes, hacer su papel social que es inmenso y a veces muy productivo y dejar que sean las ideas de las personas libres las que formen país. Y ceder en el gran negocio de la educación, no tanto como negocio como siendo una manera de controlar los auténticos negocios escondidos.
En España la iglesia católica debe apartarse de estar mezclada con los poderes, hacer su papel social que es inmenso y a veces muy productivo y dejar que sean las ideas de las personas libres las que formen país. Y ceder en el gran negocio de la educación, no tanto como negocio como siendo una manera de controlar los auténticos negocios escondidos.