3.2.25

España necesita menos poder político de la iglesia


En España manda la iglesia católica aunque no se note, pero es un efecto cultural desde hace siglos. Manda a veces desde el Gobierno, desde los colegios, desde parte de las Universidades, desde empresas, desde editoriales, desde medios de comunicación, desde el Opus y sus poderes escondidos, o desde la propia iglesia sin adjetivos que se queda con plazas o edificios artísticos e históricos, sin pagar impuestos. 

Todo un juego de oscurantismo que también sabemos y callamos. Diríamos que el poder del Catolicismo tiene muchos brazos, que ya Jesucristo como filósofo detectó y sus discípulos dejaron por escrito en sus libros.

No es cuestión de odio, soy Cristiano y respeto la religión en el ámbito privado, me he formado en colegio religioso y eso marca para bien, pues mis curas eran abiertos, lo que me ha permitido conocer la iglesia desde cerca. 

La iglesia buena con la que sigo teniendo alguna relación puntual y la iglesia del demonio que la detecto y me apena.

Pero España necesita ser laica en sus gestiones sociales, de gobierno, productivas y de formación, con urgencia además, pues la manipulación ejercida atenaza los cambios necesarios y las trampas encubiertas de muchos borregos que pastan sobre corderos con hambre. 

En pleno siglo XXI y dentro de la Europa del futuro, estar dominados por una iglesia parece imposible. Pero no lo es, y España no es el único país que viva dentro de este entuerto, hay muchos.

Que por delante de las decisiones de las personas, incluidas las católicas, estén escondidos los mandatos de una confesión religiosa, es un atraso que nos está costando caro, y se puede volver contra la propia religión que abusa de sus poderes. Aunque sin duda, sabe defenderse muy bien.

En España la iglesia católica debe apartarse de estar mezclada con los poderes, hacer su papel social que es inmenso y a veces muy productivo y dejar que sean las ideas de las personas libres las que formen país. 

Y ceder en el gran negocio de la educación, utilizándolo no tanto como negocio, sino como siendo una manera de hacer formación de calidad.