El gobierno de España ha tomado (casi) la primera
decisión lógica ante un sistema de comunicación absurdo e ineficaz. Nombrar a
un experto médico que además tenga capacidad de comunicación y lo haya
demostrado con anterioridad. Y para ello ha nombrado al doctor Fernando Simón.
Nos hemos quejado en muchas ocasiones de
la mala comunicación de los políticos, incapaces de saber qué hay que opinar y
trasmitir o simplemente si es necesario trasmitir o no. Increíble error en
estos años de tanta comunicación fácil y sencilla. Una cosas son los gestores
políticos y otra bien distinta en todo equipo humano que gestiona, el grupo que
se tiene que dedicar a trasmitir, a comunicar.
En el futbol hay porteros, defensas y
metedores de goles. En todo equipo de profesionales deben existir miembros para
todo tipo de acciones. Y la figura del Portavoz del Gobierno era ya vieja hasta
que algunos se creyeron que no era necesario y decidieron ahorrar, como si
fuera un gasto y no una inversión. ¿Cuántos millones se han perdido por la mala
gestión comunicativa del ébola en España?
Comunicar es el hilo que une a los
ciudadanos con los que gestionan. A los padres con sus hijos, al jefe con sus
colaboradores, al entrenador con sus jugadores. Es gran parte del éxito, de los
goles, de la facturación, de los beneficios en la relación. Y para eso hay que
buscar una persona que sume comunicación y técnica. Y si falla, se quema o
equivoca, cesarle es muy sencillo y representa el primer pararrayos fácil de
cambiar.
Nota.: Efectivamente no podía ser verdad. A las 24 horas del nombramiento, ya ha salido hoy a contarnos las novedades otra persona, un tal Fernando Rodríguez, que no es ni meor ni pero, sino otro. Y una consigna básica para comunicar es que SIEMPRE sea la misma persona. Snif!
Nota.: Efectivamente no podía ser verdad. A las 24 horas del nombramiento, ya ha salido hoy a contarnos las novedades otra persona, un tal Fernando Rodríguez, que no es ni meor ni pero, sino otro. Y una consigna básica para comunicar es que SIEMPRE sea la misma persona. Snif!