Junto a Podemos y Ganamos, y en paralelo, se están formando otros grupos
de políticos vecinales, de personas muy implicadas en los tejidos sociales de
las ciudades, intentando desplazar a los políticos “viejos” por incapacidad; tanteando las posibilidades del nuevo momento político a través de diversas
plataformas que otorguen el protagonismo social a las personas.
No seré yo quien diga que tienen razón, aunque se veía venir
la importancia política cada vez mayor de las asociaciones de vecinos y
asociaciones sociales, cansados de esperar soluciones y de recibir bonitos
discursos de despacho. Y pongo en duda la razón por el motivo simple de que
todos han tenido la oportunidad de pertenecer a partidos políticos, muchos de
ellos ya pertenecen a los mismos, y es muy complicado discernir entre
movimientos sociales y partidos a la hora de elegir desde donde gestionar con
eficiencia y trabajar por el bien común.
Estas personas organizadas ya en diversos grupos de
compromiso político pero ajenos a los partidos políticos tradicionales quieren
trabajo para las personas, sueldos dignos, pensiones suficientes, más
democracia y menos corrupción, que no haya desahucios y se puedan rescatar a
las personas y más a las familias, desean que se puede decidir sobre tu propio cuerpo
y tu muerte, a que las riquezas sean mejor repartidas, a que hay banca pública
capaz de entender el crédito como un servicio social, creen totalmente en la
salud pública y universal, en una justicia creíble, una economía más solidaria
y productiva, una educación púbica válida en todos los niveles, unos servicios
públicos de calidad suficiente, una participación ciudadana real y no de
libreta infantil.
¿Pueden los partidos políticos recoger como básicos estos
elementos tan sencillos para el trabajo social hacia las personas? Sin duda SI. Lo complicado es resultar
creíble, aunar el trabajo de más personas válidas en todo tipo de proyecto,
pero desde ópticas políticas, pues al final TODO es política. Aunque a algunos
(muchos) la palabra política les produzca repelús.