Raudo y veloz como nunca, el Tribunal Constitucional admitió a trámite el asunto de Cataluña para dejarlo en suspenso como todos sabíamos. Un poquito mas de tiempo no hubiera estado mal, para no dar la imagen de un corta y pega preparado. Ahora la pelota la tiene Mas que también entiende de tiempos y de esperas.
La lógica dice que disolverá el Parlamento, a poco que Durán se despiste, asunto que llevará a un gobierno "duro" en Cataluña, a la posible disolución de Convergencia y Unión, y a un nuevo planteamiento político que podemos intuir sin aventurarnos por lo realmente peligroso. Ya no estaríamos hablando de preguntar. Quien gobierne la Cataluña a partir de 2015 lo hará con un programa conocido y por ello con un mandato de los catalanes contundente y preocupante. Ya no habrá que preguntar, a partir de ese momento se asumirá que los catalanes ya han hablado.
Cuando se actúa desde una parte, desde la otra se reacciona, siempre. Es la ley del ajedrez. Así hasta que uno de los dos contrincantes abandona o pierde por Jaque Mate.
Y Artur Mas está a punto de abandonar para ser sustituido por otros catalanes. La pregunta que nos deberíamos hacer todos es si para España es mejor Mas o cualquiera de los otros posibles jugadores, incluida la sociedad en grupo. A veces el malo no es el peor.
Ahora toca convencer a Mas de que no abandone, pues es bueno enfriar la partida teniendo como contrincante a un tipo elegante. Pero creo que no estamos por la labor de entender de corbatas.