La encuesta sondeo que publica hoy El Mundo y realizada por
la muy profesional Sigma Dos es adjetivamente curiosa y terrible, simpática y
digna de volver loco a cualquier estudiante de políticas con experiencia en
sociología.
El efecto mariposa puede explicar parte de estos cambios
casi absurdos, que multiplican la nada hasta hacerla interesante, pues además
del enorme cabreo de los españoles con todos los políticos de la casta, algo
más debe haber para que en seis meses hayan pasado los de Podemos desde las
cuevas a lograr un teórico 21,2% de votos que les supondrían el voto de unos 5.000.000
de españoles.
Si el efecto “Pedro Sánchez” se ha disuelto como un
azucarillo antes de ponerlo sobre el tazón de leche caliente, el de IU y UPyD
ha sido flor de unos meses, hasta que ha aparecido el cambio diferente. ¿Pero
estamos seguros de lo que queremos?
Si, los españoles lo que simplemente quieren es mandar a la
mierda a todos los políticos anteriores a la crisis. Nos quieren en casa y con
la pata quebrada para que no nos volvamos a mover. Se salvan algo los
nacionalistas pero no en todos los lugares por igual y con cambios entre ellos
donde hay más de una opción. Léase el país Vasco y Cataluña.
Si IU pierde más del 50% del voto en solo tres meses hay que
pensar que o bien el sondeo está muy mal hecho o hay que cambiar hasta los
cimientos. En el caso del PSOE ya se han dado cuenta que el cambio anunciado
es…, poco cambio. Pero mientras tanto en el PP se frotan las manos y celebran
que El Mundo les sigan queriendo. Nadie duda de las tendencias en los sondeos,
pero casi siempre son décimas, algún número suelto, algunos detalles pulidos,
pero nunca un cambio tremendo entre los números. Si nos fijamos lo que pierde
UPyD lo gana el PP; y lo que pierde IU y el PSOE desde las últimas generales es
casi lo que sube PODEMOS. Si añadimos el cambio y modificación social y
política de los abstencionistas podemos observar que el único cambio es que todas
las izquierdas se han hartado de “los suyos” y están buscando recambios. Nada
más. Y nada menos. Y las derechas vuelven a donde siempre habían estado.