Ayer tuve una mesa redonda sobre pensiones en España junto a
responsables del PP, IU, CCOO y UGT. Un gran nivel donde yo con diferencia era
el menos preparado. El tema de las pensiones es complejo, sin duda, pero más
complejo nos lo quieren poner los que se dejan llevar por el espíritu de las
privatizaciones, como un mantra que intenta sacar tajada, también, del futuro
de la sociedad española. Voy a dejar algunas pinceladas de lo tratado.
Las pensiones
preocupan y mucho a la sociedad española. Más a las personas a partir de los 40
años que a los mayores de 55 ó 60.
El sistema de
pensiones de España es de muy alta calidad, capaz de soportar sin excesivas
tensiones la actual crisis, la mayor de nuestra generación.
La sostenibilidad
del sistema de pensiones puede tener problemas al juntarse varios factores que
ya hoy sabemos seguros. Pero lo que no sabemos es la importancia de otros
factores que incidirán sobre todo esto de forma positiva. Es decir, sabemos los
factores negativos, pero no somos capaces de cuantificar los factores
positivos.
Los factores
negativos son la baja natalidad, el aumento de la esperanza de vida, la gran
bajada de los sueldos en España en esta crisis lo que hace que las cotizaciones
sean menores, el enorme número de personas desempleadas. Esta mezcla es letal,
sin duda.
Los factores
positivos son la alta productividad del sistema si sigue creciendo con en los
últimos años lo que nos llevaría a un PIB más alto trabajando incluso menos. El
factor de la inmigración que no es posible cuantificar ni en cantidad ni en
calidad. El diferencial del PIB que España dedica a las pensiones.
En España en
estos momentos se dedica a pensiones el 10,7% del PIB, de todo lo que producimos
como país para ser brutos en la explicación. En la zona euro es un 13,4%. En la
Europa de los 27 es de un 12,9%. En Italia es de un 16%. Datos de finales del
2012.
Cuando hablamos de
“hucha de las pensiones” y se nos pone como ejemplo de la gravedad del momento
el que se han tenido que sacar 10.000 millones, no decimos que precisamente
para eso está creado ese Fondo de Pensiones, que el Pacto de Toledo fijo no
utilizable pero que eso lo que indicaba era que SOLO se podía emplear para las
pensiones, que no se podía utilizar en otros apartados sociales o políticos o
de inversión o de juego financiero. La “hucha” como seguro de las pensiones ha
funcionado muy bien y seguirá haciéndolo.
En España nunca se
han utilizados fondos de los Presupuestos Generales del Estado para cubrir un
posible déficit de las pensiones. Pero si fuera necesario se podría y se
debería hacer.
Es imprescindible
una profunda reforma fiscal, que ayude a más recaudación pero sobre todo a una
recaudación más inteligente y más socialmente compartida y sostenible. Es
vergonzoso explicar qué son las SICAV, que representan los Paraísos Fiscales,
cómo nos afecta un 25/30% de economía sumergida.
En el fondo de todo
este debate está escondida la privatización de parte de las cotizaciones a
pensiones, una enorme tajada de la que esperan suculentos beneficios algunas
empresas de seguros y muchos bancos. Nunca hemos hablado de que en algunos
países las pensiones complementarias pueden ser también públicas.
Esta crisis
económica unida a las reformas de los sistemas de pensiones están afectando
sobre todo a tres colectivos muy amplios. Los jóvenes que no tienen trabajo y
no cotizan aunque hayamos alargado los años necesarios de vida laboral. Las
mayores de 55 años que terminan desempleados y que su periodo final de carrera
laboral está vacío. Las mujeres con carreras laborales llenas de lagunas por
tener que atender a la familia. Tres colectivos muy importantes sobre los que habría
que legislar para que no sufrieran tanto los efectos de la crisis.
Si asumimos que en
el año 2050 el sistema puede entrar en graves tensiones debemos asumir también que
normalmente nos hemos ido equivocando en cuantos pronósticos hemos hecho con
anterioridad sobre este tema. Y lo que es ilógico es pensar que si ya sabemos
que se nos va a gangrenar el brazo dentro de 40 años, nos lo cortemos hoy.
Tenemos que tomar medidas, sin duda, pero no decisiones drásticas que supongan
recortes sobre la teoría de que dentro de 40 años todo estará hundido. No
sabemos qué tipo de población tendremos dentro de 40 años y sobre todo qué tipo
de producción, de valor añadido, de tipo de impuestos, de forma de gobierno.
Nadie lo puede prever.
No podemos fiarnos
de los últimos informes encargados por el Gobierno a un grupo de expertos,
cuando de los 12 reunidos para diagnosticar el tema había 8 que directamente tenían
grandes relaciones con empresas de seguros. El problema de los técnicos,
siempre y en cualquier asunto, es que al ser variadas sus propuestas finales, dependen
de quien los elija para que las soluciones planteadas sean unas u otras. No hay
neutralidad pues se manipula lo esencial, la decisión de a quien elegir.
A preguntas del
público, nadie de los cinco que estábamos en la mesa teníamos Planes Privados
de Pensiones. Todos afirmamos que el ahorro —si se puede— es necesario, que a
veces el ahorro es bueno moverlo, que en los últimos años es a costa del ahorro
del que podemos resolver tensiones económicas familiares, y que nadie nos
fiamos de un sistema privado que en algunos países ha quebrado. No hay que
olvidar que en España nuestro sistema de Planes de Pensiones se ha llamado durante
décadas “ladrillo”.