No me gusta que me marquen las pautas políticas los sucesos
incontrolados. Pero la abdicación del Rey era un asunto serio y que se veía
venir por varios motivos. Antes de continuar debo aclarar que soy republicano
por lógica, aunque me parece que las monarquías pueden cumplir su papel si están
bien tasadas en las Constituciones. Y sigo.
Se mezclan temas como salud del Rey, familia real, corrupción
generalizada e impune, momento histórico, necesidad de reformas
constitucionales, situación de Cataluña, hundimiento de la imagen de los
políticos, bajada muy potente de la importancia de los dos grandes partidos,
crisis social y económica y situación de desamparo social.
Me da igual si esto viene por un divorcio, una nueva operación de salud,
una lectura detallada del momento político o la suma de varios factores. Lo que
está claro es que hoy se abre un momento nuevo. Hoy es totalmente a ayer.
Pero me preocupan las aberraciones de los impulsos de la
rebeldía.
Si la Monarquía es buena para los españoles, si la inmensa
mayoría de los españoles son monárquicos, lo lógico es entender que se debe
consultar a los ciudadanos sobre su conveniencia. Nada más sencillo para
legitimar definitivamente lo que (casi) todos dicen que es bueno y lo que (casi)
todos dicen que es lo que deseamos.
Mañana, dentro de un mes, con Felipe VI como Rey o sin él,
pero sin duda es necesario que los españoles hablen sobre este asunto, pues si
no, volveremos a equivocarnos y a quedarnos cojos en la construcción del
futuro. Todos somos adultos, y si no lo somos deberíamos haber aprendido a
serlo o deberíamos haber enseñado para que lo fueran la inmensa mayoría. Lo que no puede ser es que los tempos los marquen grupos pequeños que hasta hoy no eran nada, y no me refiero a los que se presentan a las elecciones año si y año también y obtienen suficientes votos como para ser voz.