Aparcada la República para otros años, nos toca escuchar con
detenimiento el discurso de investidura de Felipe V de Aragón, para encontrar
entre líneas las pinceladas suaves de su futuro reinado.
Sabe que es un
discurso que se mirará con lupa, que será el primer marco de su reinado, que
tan importante será lo que diga como lo que no diga. Los gestos, las formas,
los detalles van a importar y mucho, pues la repetición no sirve más que para
hundir lo que nace. España necesita novedades, cambios, luz y confianza,
liderazgo y capacidad.
Si algo tiene de activo importante el nuevo Rey Felipe VI o
V es que representa la ilusión de lo nuevo, cuando todo lo que conocemos es arcaico
y apagado, gris y sin capacidad. Es el nuevo siglo, pero sobre todo es el nuevo
Régimen en España y con todo ello debe estar las nuevas formas, la nueva
economía, la nueva cultura, la nueva sociedad. Eso o será la vieja. De él depende que no se añore la República, de forma imparable pues no estamos en tiempos de aguantar mucho la incapacidad.