A pocos días de recambiar al Rey Juan Carlos por su Hijo —tal
vez Felipe VI— siguen las grandes dudas sobre el todo y los todos. No logran
ser claros, todo se viste de color rosa, de escondidas intenciones, de
decisiones que parece equivocadas. Pero no sabemos los motivos reales de cada
movimiento de piezas.
No sabemos por qué realmente ha abdicado el Rey. No nos
convencen las anunciadas posibilidades por muchos motivos. De ser cierto que en
enero ya lo sabían muchos, no tiene sentido que nos engañara en el discurso de
Fin de Año, se podría haber callado; u otro tanto a los militares en la Pascua
Militar, guardando silencio sobre un tema del que nadie le preguntaba
directamente.
Tampoco sabemos por qué no acude a la Proclamación de su
hijo como Rey. No nos encaja la excusa de que así no le resta protagonismo. En
un acto así le puedes restar o le puedes dar más fuerza al nuevo Rey, dependiendo
de tus gestos.
Me molesta sobremanera que el nuevo Rey acuda a jurar a la
Proclamación vestido de Capitán General de Tierra. No lo entiendo y creo que es
un inmenso error.
No acepto que se hable antes de Jurar el recambio sobre
privilegios de miembros de la Familia Real, de los estados legales de los Reyes
padres, etc. Eso sobra del debate, ahora no toca.
Pero por otra parte me molestan los fondos del iniciado debate
sobre la República que se ha intentado montar sin sentido y con presencia en
las calles, aunque nunca con suficiente calidad. Quien habla de República debe
saber —y así lo he intentado plasmar en algunas notas o entradas en blog— que
hay muchas formas de República posible y que antes de hablar en abstracto hay
que sentarse a analizar qué tipo de República queremos para una posible o
imposible España. Está bien pedir libertad, República o educación en abstracto
por parte de la gente de la calle, pero los que están en los despachos y tienen
la obligación de diseñar el futuro deben hablar de algo más que de una palabra,
deben diseñar aunque sea con pinceladas gruesas, qué República creen que es
válida para España. Y este debate no se ha abierto ni se ven apuntes de que se
vaya a realizar. Hoy la sociedad ya no admite más políticas en abstracto. Si
queremos que la gente se integre en las sociedades desde la participación hay
que hacer pedagogía y entregar a cambio información real y sinceridad.