7.5.14

Somos unos benditos que nos creemos todo lo que nos cuentan

Los capitalistas nos ganaron la batalla a costa de hacernos mayores, cómodos y con piso propio. Nos vendieron sus hipotecas y nos quitaron a cambio los libros de Marx que tanto nos costaron comprar cuando estaban prohibidos. Se nos olvidó de donde venimos, convencidos de que a donde íbamos era el paraíso. Y ahora estamos en esas, buscando la salida.

No es que estamos tristes, es peor, estamos desocupados y fuera de cobertura, ajados de arrugas y vacíos de ideas. Y como máximo logro, hemos decidido unirnos todos para no ir a votar a nadie, pues nos han convencido de que todos son iguales.

La inoperancia al poder de la nada. Estar quietos como máximo exponente de que somos los mismos que antes, pero apagados del botón social. Dicen los agoreros que somos doce millones los españoles quebrantados por las políticas equivocadas, pero que casi todos estamos quietos en la mata, acojonados por si vamos a peor. En realidad, ser doce millones es una mierda pues quejarse, lo que se dice quejarse de veras, no estaremos muchos más del uno por mil. En Zaragoza unos 600. De los doce millones repartidos por toda España unos 12.000. Les llega con la policía habitual.

Por eso nos ponen todos los días en los telediarios imágenes de Ucrania, de Alepo o de Homs. Así nos enseñan que a poco que nos pongamos a joder terminaremos con las calles hechas añicos y el polvo no lo podremos quitar con Mister Proper. Vamos, que nos han convencido otra vez que es mucho mejor ser pobres pero limpios que pobres pero llenos de sangre. Son de listos un huevo. Y nosotros unos benditos que nos creemos todo lo que nos cuentan.