Todos tenemos vallas que nos atan, que nos sujetan ante la vida que otros organizan para nosotros. Pero delante de esas vallas hay que escapar, y hay que tener siempre en cuenta que hay varias maneras de saltar las vallas que nos encierran. Por arriba o por debajo. Saltando o arrastrando el cuerpo que busca la libertad. Daría igual la forma pues la meta es escapar, huir, lograr atravesar la valla para salir al aire libre. Tras las vallas está siempre otro paisaje. Incluso puede que no sea tan bueno como nos imaginamos, pero seguro que como poco es distinto.