Hay días de ternura y días de odios contenidos. Hoy toca lo segundo pero efectivamente, aguantados o reprimidos. No me gusta lo que estamos consiguiendo como sociedad, no me gusta el camino emprendido, no me gusto yo en estos pasos imposibles. Si interactuó mal pues no sirve de nada. Si no lo hago peor pues es como esconderse. Si hablo directamente mal pues se me tacha de imposible. Si me callo peor pues considero que no hago lo suficiente. Tragar sapos es malo pero masticarlos es peor pues sacamos su bilis y ellos se defienden; y a veces me pregunto si merece la ocasión aguantar el mal sabor de boca de esas tripas podridas. Las dudas asolan, pero hay que orillarlas y continuar, aunque cambiemos de vez en cuando de acera.