En política nunca había discutido como hoy, algo que siempre había considerado un claro error a evitar siempre. Como siempre pensé también que mis enfrentamientos verbales serían -de producirse- con personas contrarias a mis ideas. La realidad me ha movido el pensamiento hasta la asquerosa forma de entender la política. Mi enfrentamiento ha sido con afines casi paralelos, por negarme estos información que considero importante para mi trabajo político.
La información es poder y el enemigo no es el contrario sino el cercano que es quien te puede restar poder o votos. Así que la defensa que emplean los bobos es la de dosificar la información.
Como esto me parece asqueroso estoy abandonando poco a poco la política activa. No soy un bulto, no aspiro a nada que no sea intentar ayudar, y si los cercanos ideológicos (que no son los de mi partido) lo ponen complejo, volver al redil de la libertad social puede ser la alternativa. Que se queden con la mierda del poder que entrega la queja y que se lo repartan. Mientras tanto seguimos desafectando a todo el ciudadano que se menea. Cuando me decían que mucho ojo con algunos que se dicen ser de izquierdas siempre les decía que estaban equivocados, que había que buscar las sinergias, alimentarlas o crearlas. Sabía de su enorme dificultad, pero siempre pensé que sería posible. Ahora sé que nosotros mismos tenemos que irnos a casa y dejar que otros lo intenten desde la juventud y desde ideas nuevas. No hay que esperar a que nos echen a gorrazos.