10.2.14

Si la mentira no fuera al menos pecado, abusaríamos de ella por bonita

El cine es mentira. La fotografía y la literatura es mentira. Lo es hasta que nos la creemos motivados por lo bien que nos la ha construido el director de la orquesta. Hay alguna tendencia en la fotografía a presionar para que todo lo que veamos sea cierto, auténtico, sin manipular. Es otra mentira más. El fotógrafo elige el encuadre, la luz, el momento, la altura de la cámara además del diafragma o la velocidad. El escritor dibuja personajes y los manipula sabiendo que su trabajo consiste en crear mentiras o en manipular verdades para hacerlas más creíbles. La mentira bien hecha es más creíble que la verdad mal contada. Cuando acudimos a una cita nos la preparamos y nos disfrazamos de citado. Hoy en los Premios Goya todo es mentira. Si fuera verdad no les daríamos ningún premio pues sería aburrida. En un documental bellísimo de los nominados se veía volar a un águila inmensa entre los bosques de Andalucía. Era mentira también pues las águilas nunca han volado a cámara lenta. La mentira convierte en más bella a la verdad. Si encima no fuera pecado solo emplearíamos la mentira. Por eso nos la pecaminaron; para que tuviéramos medida.