Leía hace un momento referencias del Movimiento 15M y
efectivamente el tiempo pasa a una velocidad tremenda. Asistí en Madrid desde
dentro a algunas manifestaciones de aquel movimiento controlado, y estuve
varios días analizando todo lo que representaba. Volví a las pocas semanas y
aun me dio tiempo para volver a volver, para ver y comparar o para observar
como crecían los tomates en la Puerta del Sol. Que crecían.
Y poco más.
No floreció nada más aunque ahora nos lo parezca, y el
tiempo ha pasado brutalmente por aquel movimiento libre en su nacimiento y que
no supo poner raíces. Era suave, posibilista como los que a mi me gustan, pero
no fue capaz de lograr líderes que continuaran, excepto algunos ejemplos que
dieron flor a las Mareas posteriores.
Que puede parecer suficiente pero no lo es.
En aquellos tiempos quien gobernaba en España eran los que
se reconocían como socialistas. Que no se nos olvide. Y a los pocos meses hubo Elecciones
Generales, que tampoco se nos olvide y ganó por excesiva mayoría absoluta el partido
conservador del PP.
La sociedad española abrazó el Movimiento del 15M pero
cuando acudió a votar se tapó las narices y votó bien distinto a lo que
aquellos jóvenes que eran nuestros hijos representaban en su forma de pensar.
Casi tres años después España ha cambiado, la crisis nos ha
roto el alma y al releer las proposiciones aprobadas por el Movimiento del 15M
me entran sonrisas. España ha caminado en una dirección totalmente contraria
sin mover un ápice sus almas. Si, si, muchas manifestaciones distintas, muchas “mareas”
pero lo que tenemos es esto y no otra cosa.
En pocas semanas estaremos en otro periodo electoral y
volveremos a comportarnos igual de imbéciles. Socialmente nos puede el miedo al
cambio, preferimos adaptarnos a lo que nos metan, aunque duela. Si además los
que deben reconquistar o conquistar por primera vez el futuro, no se están
comportando como deben, miel sobre hojuelas para los que son amigos del Opus,
lugar en donde si entras con vaqueros te miran mal y raro.