La línea entre la verdad y la mentira, cuando dependemos tanto de lo que nos envuelve, de las inmensas maquinarias de poder informativo con nombres o sin ellos, es muy tenue.
Desgraciadamente cuanto más información nos entregan, más cantidad de basura está entre ella, más capacidad de manipulación y de ser manipulados se nos entrega. Tanta que resulta imposible separar la paja del grano, pues todos tienen capacidad de mentir y todos se debe a alguien.
Las deudas son las mayores cárceles contra la libertad. Y no todas son de dinero.