Inmersos en una crisis económica que sigue amenazando a
todos los laterales mundiales, sabedores que el abuso del sistema capitalista
ha propiciado estos desmanes que como siempre afectan más a los que menos
tienen, esperábamos respuestas de corrección, ideas reformadoras para atajar
los problemas, salidas lógicas a las situaciones de pobreza que crecen entre
las sociedades que más sufren.
Pero nada de esto se está produciendo. Parecemos congelados ante la inoperancia.
Y lo más doloroso es que desde la izquierda que en Europa perdió
las elecciones al Parlamento europeo del año 2009, desde el socialismos europeo
cada vez más desaparecido, no se atisban ideas frescas, planteamientos que
sirvan para nada que no sea llorar.
¿Alguien sabe qué está proponiendo la izquierda europea ante
la actual y larguísima crisis económica, política y social de Europa?
Pues en muy pocos meses se ofrecerá a revalidar su derrota.
Y no sabemos nada que no sea las dudas entre los nombres de los candidatos, los
deseos de ser, pero no de plantear.
Le lanzamos la culpa a la derecha rancia sin percatarnos que
gran parte de culpa la tiene la izquierda inoperante que no ofrece soluciones
nuevas. Incluso que no es capaz de asumir que cuando ellos gobernaron tampoco
hicieron nada por evitar la debacle que hoy tenemos. Mantienen a los mismos
líderes cuando no han desaparecido, no recambian ideas ni programas, se asustan
cuando surgen nuevos partidos políticos, logran revivir a viejos líderes que ya
creíamos acabados.
Decidamos ya, ahora en febrero, que la izquierda no va a
gobernar en Europa durante otros cinco años más. No perdamos el tiempo con
ilusiones no creíbles ni admitidas por nadie entre una sociedad desafectada.
Hemos perdido antes de presentarnos, pues parecemos incapaces de querer ganar.
Y para finalizar un detalle que nos quieren convencer de que
no tiene importancia. NO son los sistemas los que fallan, son personas con
nombres y apellidos. Sabemos quienes se equivocaron en 1929, en 2006, 2008 o en
2011, hasta llevar al mundo, a Europa o a España al desastre. Fallan gestores
que por inoperantes, por incapaces, por imbéciles no deberían nunca tener la
responsabilidad que entre todos nosotros les entregamos.
Si la izquierda en España o en Europa no está respondiendo
no es culpa de la izquierda sino de personas concretas, alimentadas por todos.
Pero los incapaces tienen nombre y apellidos.