Sin ser el éxito que Rouco intentaba, la misa de varias
horas en la Plaza de Colón de Madrid ha reunido a suficientes personas como
para que desde la izquierda nos planteemos algunas cosas.
Sabemos que si restamos a monjas y curas, a personas venidas
de otros países y a personas con los viajes pagados desde otras ciudades de
España el éxito todavía hubiera sido menor. Pero aun quedaría varios miles de
madrileños o de españoles que había acudido por sus propios medios. Hablo de
miles reales, no de los que en los últimos años decimos que hay en todas las
manifestaciones.
La izquierda, con la que está cayendo en España: el desempleo
y los dramas sociales, económicos, de empleo, de educación, de sanidad o de
derechos cada vez reúne a menos personas a su vera.
Si la izquierda hubiera congregado un domingo entre fiestas
navideñas a los detractores de la reforma de la ley del aborto no hubiera
alcanzado en número a esta reunión de “opusistas”, familias numerosas,
tradicionales de furgoneta y amigos de la misa diaria.
Pero lo más grave es que si la hubiera convocado contra el
desempleo, tampoco.
Pero voy a darle la vuelta.
Si hoy gobernara un partido socialista, cualquiera posible.
Si hoy tuviéramos seis millones de desempleados gobernando la izquierda en
España, cualquier manifestación por el desempleo de curas, conservadores,
azules o tradicionales llenaría desde Atocha al Bernabeu.
El poder de convocatoria de la derecha en España, gobernando
y diseñando su futuro, sin que nadie les pise los callos de los pies, es
tremendamente superior al de la izquierda que ve perder sus derechos y todo lo
que construyó durante décadas de avances sociales en España.
No, no nos preguntemos por qué. Si nos respondemos nos
tendríamos que castigar con el cilicio.