La rancia derecha española, la de Madrid o la de cualquier
rincón de España, tiene un tremendo problema de comunicación que asombra. Las
palabras de la alcaldesa de Madrid intentado explicar el fin de la huelga de
limpieza es un claro ejemplo de ello.
En vez de hablar de sus gestiones, reales o ficticias para
solucionar el problema, se dedica a lanzar improperios hacia los trabajadores,
mintiendo sobre la Reforma Laboral, amenazando, dando unos textos inconsistentes
que solo crean odio.
Incluso sus propios escucharán con dudas tremendas un
discurso que ataca en vez de servir para gestionar y explicar, para lograr
rentabilizar como propia la solución.
Hay aptitudes que no son posibles cambiar, pero queda claro
que incluso para ser de los hoy siempre defenestrados políticos hay que tener
una mínima empatía e inteligencia política.