La independencia de Cataluña es imposible, hoy, y así van
surgiendo cada vez más voces al respecto. Pero dejo claro el “hoy” para
asegurar que nadie está intentando la independencia de Cataluña hoy, sino ir
edificando salidas políticas y sociales pensando en un largo plazo. Aunque parezca otra cosa.
Convertir el “hoy imposible” por un “tal vez sea posible en
el futuro” depende de muchos factores que deben ponerse de acuerdo para
lograrlo.
1/ España deberá ceder, tal vez por que al final le interese (hablo de
décadas al menos)
2/ Que Europa sea otra cosa y la integración política sea una
realidad
3/ Que la sociedad catalana haya avanzado más en su deseo de independencia
4/ Que la economía real no dependa (todavía un poco) de Madrid y sí mucho de
Bruselas.
5/ La Tercera Via es negociar y acordar una federalización de parte de los territorios en España
Todas las simplificaciones que se plantean para decir que es
imposible una Cataluña independiente son falsas. Más bien
miedos para asustar a los propios catalanes. Bueno, casi todas ellas. Que los
empresarios catalanes dejen de creer en la independencia SÍ es peligroso para
conseguirla.
Las pensiones para los catalanes si se podrán pagar, sin duda. Por los
mismos catalanes y sus impuestos. Los dos primeros meses serían los complejos
de encajar, pero no solo para pensiones. Si hubiera liquidez por préstamo
internacional no habría problema.
En caso de independencia, la deuda pública exterior de España es de
España, que es quien la ha firmado con los acreedores. Su pago se le solicitará
a España. Solo cabe asociar a Cataluña parte de esa deuda si existe negociación
entre las partes.
Cataluña fuera de la UE es algo temporal y lógico. Pero a Europa le
interesa tener dentro a una Cataluña como la actual.
Es tal la maraña de relaciones entre dos territorios unidos durante
siglos, que plantear la separación acordando los puntos del Haber y Debe, es
casi imposible. Por ejemplo a Cataluña le correspondería una parte de los
tanques que hay en España pero en cambio tendría que pagar una parte de las
infraestructuras modernas que son estatales. Plantearlo como un divorcio
amigable es imposible.
Cataluña puede seguir con el euro o crear otra moneda o incluso
funcionar con dos monedas a la vez. O copiar el sistema de Andorra, pasado y
presente. Por cierto Andorra no es de la UE, y aunque pequeña compra y vende
con suma facilidad, con sus propias leyes.
En caso de una independencia futura de Cataluña, seguida por una lógica
independencia del País Vasco, el único contacto geográfico del resto de España
con Europa pasaría por Aragón, único territorio de España que no tiene unas
comunicaciones válidas con Europa, ni por carretera ni por tren.
Tras una Europa integrada políticamente, sin ninguna frontera, con el
concepto real de Unión Europea, Cataluña ya no tendría que pedir solo permiso a
España para independizarse sino que gran parte de su negociación dependería de
Europa. Sería mucho más fácil entonces una Cataluña separada de España pero
dentro de un gran Estado Europeo, sin salirse de Europa pero tratada como un
Estado asociado distinto de España, como vecinos todos de la misma Europa pero
con “vivienda” propia.
España ha entregado gran parte de su independencia como Estado a una
Europa que en pleno proceso de integración avanza sin una meta clara. Y España
lo ha entregado sabiendo que pierde libertad y gestión como Estado propio, de
forma voluntaria y por su bien. Es decir, está dejando de ser Estado para
convertirse solo en nación, en país. Este futuro europeo será quien marcará
realmente el camino que se realizará. Ahora solo se están marcando posiciones,
movimientos de piezas menores.