La iglesia católica tiene todavía los anclajes de la Guerra
Civil del año 1936/39 entre sus venas lo que imposibilita que sirva para esta
sociedad actual en España. Ha cambiado el Papa, parece que con otro carisma,
pero con un fondo muy parecido.
Hoy en Tarragona han dejado claro ejemplo de esto. Una
fiesta para beatificar a 522 católicos muertos por la Guerra Civil, pero
curiosamente sumados a los miles que beatifican SOLO de uno de los bandos en
contienda cruel dentro de una guerra entre hermanos.
Ellos pueden hacer lo que quieran, faltaría más, y con el
boato acostumbrado de grandes espacios llenos de curas en blanco y rojo. Son
sus solemnes maneras de actuar, pero debemos señalar que así es complicado que
nos engañen, son los de siempre, disfrazados de lo de siempre, pero con unas
sonrisa falsa como siempre.
Cuando a estas beatificaciones se suman ministros del PP lo
veo lógico. Cuando lo hacen Presidentes de un territorio tan amplio como Cataluña
que tanto sufrió la Guerra Civil en sus tierras, lo veo como un error. Pero
sería otro más.
Que el Papa no se digna ni en tener una frase para los miles
que murieron en el bando republicano es una señal clara de sus equivocaciones.
Ellos deciden qué quieren hacer.