La realidad de Cataluña les parece a la gran mayoría del
resto de vecinos del Estado español como una situación a resolver como si de un problema
importante fuera. Y más que un problema es una realidad social que deberíamos
al menos hacer un esfuerzo todos por intentan entender.
Es mayoritaria la opinión entre los españoles que Cataluña
quiere plantear una secesión, una independencia y separación de España como si
esta fuera la única salida posible a una realidad compleja, sin pararnos a
pensar nunca, qué podemos hacer desde cada poder para asimilar la realidad y
modificarla si fuera necesario.
Gestionar o negociar cuando las pautas se han atascado y se
han vuelto violentas, es lo más complejo de realizar excepto por los imbéciles,
que parece más proclives a esperar que las situaciones se vuelvan problemas y
graves, para poder opinar con razones más que con razón.
Cataluña no desearía separarse de España, pero parecemos muy
incapaces entre todos de lograrlo y parecemos más capaces de presionar a los catalanes para que sigan avanzando en su independencia. Seguimos tensando las cuerdas como si ya
fueran “los enemigos”.
En Cataluña según se nos dice, el 52% quiere la
independencia en estas situaciones actuales, que no son las lógicas entre
gestores políticos de nivel. Pero entre el 48% de catalanes que NO quieren la
independencia hay muchos catalanes que no aceptan esa falta de respeto a lo
catalán y no desearían un abrazo salvador hacia Madrid como única solución
posible.
Los catalanes han tenido siempre una personalidad social
distinta a la de otros muchos vecinos de Estado. Asumir esto no es complejo.
Imponer que no exista esta personalidad es un gran error. Señalar a lo catalán
como complicado e intentar apagar sus deseos catalanistas otro error. Querer
imponer a Madrid como “el padre” una idiotez. No querer entender a los
catalanes, pensando que acercarse es empezar a darles la razón de algo que no
está en entredicho, una bobería.
Contra cada acción hay siempre una reacción. Por parte de
unos y de otros. ¿Queremos tensar más la cuerda o queremos buscar entre todos,
también entre los catalanes, un punto de acercamiento?
Y esto lo digo desde Aragón, vecino muy cabreado con
Cataluña por muy diversos motivos. Se nos quitan bienes culturales e
históricos. Se nos intentan adueñar (de momento en los mapas) de parte de
Aragón. Saben llevarse inversiones que nunca llegan a su tierra vecina, Aragón.
Y durante décadas se han llevado los mejores aragoneses como inmigrantes hacia
Cataluña. Pero aun así soy conocedor de la realidad catalana y sé que no sirve
de nada el enfrentamiento. No es miedo, es sensatez y necesidad de ser un poco
más lógicos dentro de la acción de gobierno.