Las empresas sin trabajadores no son empresas suficientes.
Cuando una empresa despide a un trabajador está sumiendo su gran error al contratarlo, pues no ha sido capaz de tener plusvalías con sus trabajos. No ha sabido gestionar su empresa para obtener beneficios para toda ella y para él mismo.
Despedir es asumir el fracaso.
Pero ahora está de moda despedir. Jugar a decrecer, a pensar que despidiendo se gana. Gestionar los RRHH no es aprender a despedir cuando es necesario, es aprender a gestionar mejor para no tener que despedir nunca.
El futuro lógico de todas las empresas es crecer. España necesita empresarios que su meta sea la de intentar hacer crecer sus empresas. Para especuladores baratos ya tenemos las rémoras de hace décadas y sus familias de herencia empresarial.