Tras las
recomendaciones del FMI vinieron las de la CEE, para que pudieran entrar sin
mucho dolor las de hoy de la CEOE, es decir las de los empresarios españoles. No
pienso enumerarlas (no sé si podré aguantarme); como bueno lectores buscarlas
si tenéis morbo y ganicas de aguantar la lectura. Son duras.
De esta
crisis saldremos muy mal, pues insistimos (como voceros de un país sin Norte) en plantear
soluciones que nos llevan a un desastre social y parecemos no darnos cuenta de
ello. No se trata de buscar soluciones a los problemas (que sí y con urgencia),
es que también hay que ir descartando algunas soluciones milagreras, pues nos
llevan a otro problema tan grave o más que la actual crisis.
El esclavismo
se acabó, en un mundo globalizado ya no es posible navegar con leyes distintas
según fronteras inexistentes, no es posible sobrevivir en países en donde las
realidades económicas o laborales sean muy distintas que las de sus vecinos de
100 km de distancia o de dos horas de tren. El empresario que piense que por
permitir hacerle un 30% de horas extraordinarias se va a salvar España que lo
diga sin reírse y creyéndoselo. Quien crea que la solución pasa por que algunos
trabajadores, ya quedan pocos, puedan perder su contrato de tiempo completo
para convertirlo en un contrato parcial, que se recicle en una Universidad.
¿Quién se
sorprende que hoy los catalanes y mañana vete a saber tú qué otro territorio de
España desee dejar de ser español? Si lo que ofrecemos es la miseria y el
ejemplo de mercados laborales sin derechos, todos desearemos escapar de España.
España no se
merece estos milagros (y milagreros esclavistas) como soluciones de urgencia.
Pues al final se convertirán en armas arrojadizas. El próximo gobierno tiene
tajo. El de dentro de dos años.
Si es de derechas
económicas para seguir dando cera a sus amigos empresarios sin formación.
Si es de
extrema derecha para tomar medidas nuevas que asustarán a todos.
Si es de
izquierdas de verdad para edificar una solución diferente y derogar decenas de
leyes caducas y de otro siglo.
No,
efectivamente, no creo que sea posible que gobierne un grupo de izquierdas de
mentira. Está descabezado y sin ideas. Vamos, en estado de coma. Bueno, me
equivoco; de punto y coma o de punto y final.