Esta semana
ha quedado muy claro que en España una vez obtenido el Gobierno y si este es
por mayoría absoluta entregada por un 23% de todos los españoles o un 30,3% de
los españoles con derecho a votar o un 44% de los españoles que SI votaron —pero
siempre absoluta—, es imposible cambiar de gestores aunque se sospeche del todo
de ellos. Se enrocan y se encierran. Punto.
Toda España
está pendientes estos días de agosto del enemigo Bárcenas y del periódico El
Mundo. Jodo qué gozada de posibilidades para cambiar España. Solo una piedra
del tamaño de un camión, dicha o publicada con pruebas por estos dos
“torrentes” de sabiduría, podrían realizar un cambio de Gobierno en España. Y
seguimos pensando que España salió desde la Transición más pura y democrática
que todos los países de chirigota. No tenemos remedio ni arreglo. Spain is different
Rajoy puede
ser dos cosas: o partícipe de los chanchullos de Bárcenas o desconocedor de
estos y por ello un imberbe niño de teta. Podemos pensarlo. Pero en España no
nos podemos permitir el lujo egipcio de tener que elegir entre un delincuente o
un tonto.
Mariano
simplemente esta semana, ni escuchó ni apuntó las preguntas de UPyD o de Izquierda
Plural, sonrío y puso caras ante las preguntas del flojo Rubalcaba y se frotó
las manos mientras hablaba un apagado Durán, más pendiente de que NO le dijeran
“y tú más” que de explicar algo coherente. Lo que hay que cerrar no son
empresas sino sistemas de gestión política llenas de salamandras comedores de
bichos con la lengua. España se merece otra cosa. Creo.