Este fin de semana, la empresa GESOP para El Periódico nos
enseña otro retrato electoral más, que vuelve a confirmar la imagen de una
España que va perdiendo fuerza ese bipartidismo negativo, aunque no arranca del
todo la opción del recambio político ante unos grandes bichos, amigos y
enemigos a la vez, que han convertido a nuestro país en un desierto de
credibilidad política.
No me gusta el bipartidismo, aunque reconozco que en algunos
países funciona bien y son una garantía de estabilidad. Pero España es otra
cosa y aquí tras la Transición, quedó demostrado que al menos cuatro fuerzas
políticas estatales con posibilidad de subir o bajar, son un sistema más lógico
que evita abusos. Como es malo un sistema que permite mayorías absolutas que
además se enquistan y se multiplican en todos los órdenes de poder habidos y
por haber.
Pero volvamos a los datos de GESOP.
Un PP que pierde fuerza a raudales pasando de 186 diputados
a una horquilla entre 118 y 122.
Un PSOE que pierde gas bajando de los ya paupérrimos 110
diputados a los entre 104 y 107.
Una IU que agrupada junto a ICV podría pasar de 11 a entre
48 y 50 diputados.
Y una UPyD que de 5 pasaría a entre 31 y 33 diputados.
Baja CIU, sube ERC y agrupa a los vascos y al resto en un
paquete de “otros” que también subiría en unos 10 diputados más.
Si tenemos en cuenta que votaría el 50% y de estos menos del
55% lo harían al PP más el PSOE, salen unas cuentas horrorosas para los que
gobiernas y los que aspiran a gobernar. Menos de 25% de los españoles con
derecho a voto lo harían a la suma de las dos opciones mayoritarias. Eso es de
una falta de credibilidad e incluso legalidad social, que preocupa a los
analistas, entre los que me incluyo.
En la misma página de internet puede responder a la pregunta
si le parece positivo o negativo que se acabe el bipartidismo en España. El 91%
(con casi 3500 votos) cree que el bipartidismo es malo.