Un juez puede ser militante de un partido político, incluso
el Presidente del Tribunal Constitucional lo puede ser, pero suena muy mal. A
la justicia la hemos retratado siempre con los ojos cerrados, y una persona que
pertenece a un partido político (como yo) no somos aunque lo intentemos con
fuerza, sujetos con los ojos cerrados y la balanza ideológica nivelada.
El límite a esto sería aclarar desde el primer minuto que se
pertenece a un partido político como militante y decirlo en la toma de posesión
o en la explicación de méritos. No hacerlo y ocultarlo aunque no sea obligado
decirlo, es torcer la voluntad de quien elije pues se está jugando con ventajas
que en justicia no suena tampoco nada bien.
Como poco ahora ya sabemos que el Presidente del Tribunal
Constitucional perteneció durante unos años como militante al Partido Popular.
No estoy seguro qué sucedería de haberse conocido que pertenecía a Falange, al
Partido Comunista o a Bildu. Pues la sociedad en general tiene unas tragaderas
del tamaño de elefante. Así nos irá y así nos va, en comparación a nuestros
vecinos europeos.