Las ideas de los políticos cambian si están en los gobiernos
o en las oposiciones. Oposiciones a gobernar, jope cómo suena a examen. Pero incluso
cuando gobiernan están más pendientes de si lo que gestionan es bueno o malo
para seguir gobernando. Y además y ya para rematar, sopesan si sus reformas
serían bueno o malas para cuando ellos llegaran a la oposición o se mantuvieran
en el gobierno otros años más.
Es decir, todo lo mediatizan por y para su particular
futuro.
Que efectivamente generalizar está mal y que hay
excepciones, cierto, pero el sentido más habitual es este. Un gran error.
He hablado en varias reuniones con un político que gestiona
sobre una reforma en profundidad de una ley, de un reglamento. No me lo dice
pero se tambalea en sus opiniones. Si volvieran a la oposición la reforma que
proponemos ellos y nosotros sería interesante y muy válida para sus intereses.
La apoyan pues sin remilgos. Pero si siguen gobernando no les interesa la
reforma, no les gustan los cambios pues suponen más control. Se debaten entre
adivinar si dentro de dos años gobernarán o serán oposición y ya mediatizan
todo ente estas posibilidades.
¿Y para la sociedad en general, para la calle y las
personas, qué les supone un tipo de reforma u otra? Pues parece que esta
cuestión es ya menos importante, sobre todo por que algunos políticos piensan
que como son los representantes de gran parte de la sociedad, lo que ellos les
parece bien lo es para la sociedad a la que representan. Pero se olvidan que
las personas casi nunca son ni oposición ni gobierno.