Cuantas más
Mareas, más grupos de presión en la calle, más manifestaciones por semana, más
críticas a los políticos, más trabajos de denuncia de los medios de
comunicación; menos luz sobre la realidad política, social o económica de
España.
Se informa
menos y peor desde los que gestionan, se engaña y se calla, se trabaja más en
secreto, la democracia se manipula, se respeta menos a la sociedad, a la gente
de la calle.
Primero era Rajoy quien decidió no hablar nunca a los españoles en directo moderno. Ahora ya son los ministros y los jefecillos. La oposición nunca logró tener credibilidad y daba igual si hablaba o no. Ahora simplemente sonríen y critican sin aportar nada. En estas semanas salen más en los medios personas anónimas o poco conocidas. ¿Quién tomará el relevo de liderar la sociedad?, no se sabe pero se conocerá en cuanto surja. Lo veremos brillar entre tanta grisura. Otra cosa será si sus brillos son positivos o negativos para el futuro. Quien antes brille se llevará la muñeca gigante de la sociedad.
Primero era Rajoy quien decidió no hablar nunca a los españoles en directo moderno. Ahora ya son los ministros y los jefecillos. La oposición nunca logró tener credibilidad y daba igual si hablaba o no. Ahora simplemente sonríen y critican sin aportar nada. En estas semanas salen más en los medios personas anónimas o poco conocidas. ¿Quién tomará el relevo de liderar la sociedad?, no se sabe pero se conocerá en cuanto surja. Lo veremos brillar entre tanta grisura. Otra cosa será si sus brillos son positivos o negativos para el futuro. Quien antes brille se llevará la muñeca gigante de la sociedad.
Contra cada
acción siempre hay una reacción. En ambas direcciones. La sociedad ha reaccionado
contra el momento actual en la política española. Y los señalados como
responsables han reaccionado con el secretismo, el silencio, el escondite y la
oscuridad. A partir de ahora que cada uno analice en qué vamos fallando con
nuestras acciones.
Es imparable
la situación, como lo son ambas reacciones. Las de la sociedad y las de los que
se creen dirigentes políticos. Y como lo es señalar que una sociedad en la
actual situación no tiene presente y menos todavía futuro. Podemos enquistarnos
en las posiciones de secretismo y en la de birlar a la sociedad su mínima
democracia funcional. Pero seguimos insistiendo. Contra cada acción, siempre,
hay una reacción. Es una ley que no cambia en ninguna de las dos direcciones.