Como era lógico los escraches, las formas más o menos violentas de presionar a los políticos fuera de su ámbito de trabajo, también tiene diferentes intensidades. De momento solo conocemos la baja. Yo estoy en contra de la presión al político en su vida particular, todo tiene un límite. Pero las malas respuestas de algunos políticos no son anécdotas de algunos representantes poco inteligentes, sino la manera de entender las realidades que sin duda, llevarán a más violencia.
Quien se crea que todo acabará con escraches suaves, se equivoca. La situación es imparable pues también lo es los dramas personales, la pérdida de derechos y de calidad de vida.
Mientras solo escuchemos a la Europa que odia al Sur, tendremos abierto el camino de esta Europa mediterránea hacia la violencia social. Viene en los libros de primero de sociología o de ciencias políticas. Y si en alguno no viene, debería venir pues el lo básico del comportamiento de las sociedades.