Me entero tarde de la muerte de José Luis Sampedro, como todos nosotros pues Sampedro era muy tímido para sus cosas y no quiso darse importancia. Se muere sobre todo un filósofo, un profesor de la vida, un humanista. Lo de economista le vino bien para asentarse, pero con lo que disfrutaba o sufría era con las sociedades y sus debilidades.
Supo ser profesor de todos, pues simplemente se limitaba a hablar y a dejarse escuchar. Podría habernos enseñado mil cosas más si le hubiéramos abierto los modernos sistemas de comunicación pero en realidad estorbaba a los que custodian las puertas del conocimiento pues lo que decía muchas veces escocía dentro?
Lo hemos leído, nos hemos emocionado, lo hemos escuchado de mayor trasmitiendo su bondad y su filosofía de vida, sabiendo que la pertinaz sequía económica actual duraría más que él. Nos podemos indignar con la situación pero ya no podremos escucharle cuando hayamos vencido a los culpables de la crisis. Siempre nos quedarán sus ideas, para lograr salir de esta.