Vengo de tres días llenos de gente, de personas universales, viajadas, movidas y agitadas, suaves pero diferentes, enriquecidas por la juventud, la cultura y la libertad. Y el dinero. Para viajar es necesario el dinero, mecachis, pero no siempre en igual cantidad y esto sirve para que no haya muchos agravios. Viajando se ven menos viles, menos malas sombras, menos bobos de los que no se merecen nada. Vuelvo escuchando a Sabina y me dan ganas de volverme, pero no debo.