¿Qué es el YO?, bueno es una interesante reflexión que hay que aclarar. Hablamos del YO y pero no siempre lo tenemos todos claro.
El YO es el alma, el ego, el ser, la conciencia, el interior, la conciencia, la personalidad. Depende de contextos, filosofías, religiones. Pero siempre nos estamos refiriendo a lo mismo. Es muy simple, el YO es yo.
Es la substancia de nosotros mismos, la energía si quieres llamarlo de otra manera, las circunstancias ya asumidas y que han dejado poso. Son las sensaciones que nos llevan a decidir, a comportarnos, a ser de una determinada manera.
En plan moderno podríamos decir que es el SO, el sistema operativo, el software.
Nacemos con un YO bastante primitivo aunque preparado para ir ampliándose con multitud de experiencias y sensaciones. Somos niños durante unos años, pero estamos totalmente abiertos a ir sumando, a recoger y crecer, a explorar y escribir sobre nuestra programación de base aquello que nos está sucediendo. Y poco a poco nuestro SO, nuestro YO, se va formando de forma única, pues junto a los ADN que nos trasmite nuestra familia se van sumando las experiencias del cada día.
Sumamos aciertos y errores. Sumamos partes positivas y partes negativas. Y a veces, ya en la madurez, necesitamos revisar nuestro SO, actualizarlo, corregirlo, quitarle virus, dotarlo de más defensas, de más modernidades, de más capacidad de acción ante los nuevos retos de la vida.
Nuestro YO es nuestro, somos nosotros, pero eso no quiere decir que no seamos capaces de mejorarlo, de revisarlo, de repararlo.
El YO es quien nos mueve, quien movemos para ser humanos. Nos controla pero realmente también somos capaces de controlarlo. Intentará moverse entre los restos del YO niño a los YO adultos o YO padre o YO anciano. Pero nunca deja de tener todos los componentes de los distintos YO que hemos ido poseyendo en la vida. Así que o aprendemos a dominar nuestros YO, o el que más chifle se apoderará del resto. Si queremos ser adultos, debemos potenciar el YO adulto para que sea capaz de apoderarse en las decisiones, del resto de los otros YO. Y efectivamente sucede, a veces sin darnos mucha cuenta, con el resto de los YO residuales que tenemos. Podemos volver a ser niños si no somos capaces de controlar su vuelta y se apodera del resto de YO. Aunque creamos que no es posible todo depende de las personas, de las circunstancias, de lo momentos vitales de cada uno.