Es importante ser breve a la hora de agradar a los demás, a los que te escuchan o sobre los que deseas tener una cierta influencia. Una persona que insiste e insiste sobre un mismo tema, aunque sea para dejarlo muy claro, resulta al final muy desagradable.
Debes ganar la atención con tu brevedad y con tu cortesía a la hora de presentar los asuntos.
Ya lo dijo muy claro el aragonés Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y lo malo, si poco, no tan malo”.
Hay que intentar sintetizar las ideas, sacar lo que en realidad tiene sustancia y fuerza y quitar lo enfarragoso, lo complicado. Si dejas en una intervención lo que realmente importa, saldrá mucho más breve y más contundente. Llegará mejor y no será tan fácil que te lo interpreten mal.
Si hablas mucho pensarán que eres más tonto que si hablas poco pero dices lo importante, pues los que te escuchan también quieren hablar y sobre todo tienen el tiempo tasado para escuchar, pues no es sencillo encontrar a personas que quieran dedicar mucho tiempo a escuchar a los demás.
No es necesario emplear mucho tiempo e ideas para decir lo que es claro y simple pero bueno. Ser contundente es ser un poco más sabio y excelente.