Se ha investigado en la Universidad de Liverpool la influencia de leer poesía durante una terapia psicológica, de reeducación emocional, y se ha determinado que puede ser más efectivo leer poesía que dejare llevar por los consejos de los libros de autoayuda, que muchas veces simplemente traducen y simplifican los consejos que llevan siglos dándose en textos poéticos.
La realidad es algo distinta, y vamos a intentar aclararla, para lograr entender qué se busca y de qué manera se pueden obtener mejores resultados.
El experimento monitorizado en el cerebro de voluntarios, mostraban una mayor actividad cerebral cuando el voluntario leían poesía que mientras leían los mismos pasajes y textos pero pasados a lenguaje coloquial. Los resultados señalaban que la actividad cerebral se dispara cuando el lector se encuentra con palabras inusuales o con estructuras semánticas complejas, pero se queda quieta cuando el contenido se expresa en lenguaje coloquial. El tema es que la poesía y la necesidad de leerla con atención para buscarle su sentido afecta al hemisferio derecho del cerebro, donde están los recuerdos autobiográficos, y ayuda a reflexionar sobre ellos y a ponerlos en perspectiva.
Los expertos señalaron que esos estímulos se mantienen durante un tiempo, y potencian la capacidad de atención del individuo. “La poesía no es sólo una cuestión de estilo literario. La descripción profunda de experiencias añade elementos emocionales y biográficos al conocimiento cognitivo que ya poseemos de nuestros recuerdos”, según explicó uno de los profesores encargados del ingenioso estudio.
Sabido esto, la siguiente duda que asalta a los investigadores está relacionada con las adaptaciones que se realizan de algunos clásicos de la literatura, Charles Dickens, por dar un ejemplo, para acomodar su lenguaje a las expresiones de la lengua actual, facilitando así su comprensión. Se los comprenderá mejor, sí, pero ¿seguirán siendo igual de útiles? ¿Seguirán potenciando nuestra atención?