Esta sociedad
necesita nuevos ideas, personas, brillos, caminos. Ver a Berlusconi refrotar
sus siliconas apagadas por las cámaras de televisión mientras nos quiere
enseñar lo que hay que hacer, produce vértigo.
Si en Europa para
recambiar a un técnico no elegido hay que recurrir a un Berlusconi que no logra
entrar en los juzgados, nos lo tenemos que hacer mirar con urgencia.
Estamos
recurriendo a los viejos topos, a los cadáveres apagados de las viejas glorias,
a los Felipe y José María, a Berlusconi o al papa Juan XXIII. Soñamos con que
vuelvan los 60, los 80 o los 90, nos da igual con tal de que no sean estos. Pero no
estamos soñando con que brille la novedad, lo nuevo, the New Deal.
O malo de la
crisis es su duración y su escaso impacto sobre todos nosotros. Sería mucho
mejor que hubiera sido más potente, mucho más potente, para lograr que hubiera
sido más corta. Como nos están dando patadicas constantes pero nos las
disfrazan de coscorrones, no nos enteramos del dolor. Incluso nos están
convenciendo de que lo hacen así, para que sean mejor los resultados. Todo se
hace para que nosotros, tú y yo, mejoremos. Pero en cambio somos todos nosotros
tan tontos, que no nos damos cuenta. No mejoramos.
No podemos volver
a traer a Franco pues se nos murió, pero ya observamos como el Opus Dei si está
firmes y con la mirada al frente buscando el sol. Es un detalle. Igual nos
salva el Opus Dei y no nos estamos enterando. De momento ya han llegado a
acuerdos con el Gobierno, algo que no lograba la Iglesia desde 1975. Nada como
lograr que gobiernen ellos mismos, para lograr acuerdos secretos.
Decía en la
primera línea de esta entrada que necesitamos nuevos caminos. No me di cuenta
de que para eso ya tenemos “Camino” de San Josemaría Escrivá de Balaguer.