Hablando
en anteriores entradas de este blog sobre la participación ciudadana en asuntos públicos, de la comunicación entre
la política y la sociedad, me encontré con estas frases de Nicolas Berggruen (51
años) que añado más abajo, un filántropo americano y alemán aunque nacido en Francia y Presidente
de una fundación con su mismo nombre, que estudia los mecanismos de gobernanza en el
mundo, y que me ha llamado la atención.
Son opiniones de un neoliberal americano
y millonario aunque dedique su tiempo a buscar una ordenanza mejor que busca
perpetuar en el poder el actual sistema capitalista; pero recordemos que de
momento no somos capaces de diseñar otro mejor o simplemente distinto. Que sean opiniones de un americano millonario no las descalifica de entrada, pero su visión de la gobernación debe ser observada desde el lugar de origen social de sus palabras.
Sus opiniones vuelven sobre los orígenes de la política griega (antigua), sobre el peso
social “de unos pocos” aunque sabios, sobre “los todos” simplemente para que
las respuestas sean más medidas, más eficaces, tal vez incluso mejores. Si
somos capaces de encontrar la medida de estas ideas para que nos sirven en el
siglo XXI habremos resuelto el problema de la participación útil. Y la medida
está en saber CUANTOS ciudadanos debes ser esos pocos o esos muchos. El tamaño aquí SI que
importa. Pocos no sirve. Todos tampoco. Muchos es la medida pero ¿cuántos son
muchos para que la participación sea eficaz y posible de asimilar? Ni podemos
terminar en simples aunque masivas encuestas vacías de razones; ni en consejos
de sabios cerrados en los que los pocos elegidos se levanten en representación
de todos.
Os dejo algunas palabras de Nicolas Berggruen.
“Las
nuevas tecnologías dan voz y acceso a todos, y eso es algo extraordinariamente
bueno para los ciudadanos pero, simultáneamente, si la voz de todos cuenta
igual, al final se requiere un sistema de filtros, siempre que sean legítimos.
En nombre de la democracia puedes decir que nadie es superior a otros, eso es
verdad moralmente como seres humanos, pero en términos de conocimiento, de
experiencia, de darle a alguien la autoridad en un campo específico, tienes que
contar con instituciones sabias que trabajen a largo plazo”.
“Esos
filtros son hoy más importantes que nunca. En Occidente, los filtros se han
destruido por la dinámica del mercado y lo que solían ser legítimos
instrumentos de poder están perdiéndolo y no están siendo reemplazados. Para
navegar en un mundo que cada vez es más complejo, Occidente necesita personas
capacitadas para ser lideres y reforzar sus instituciones”.
Y
nos habla de: “La supervivencia de los más sabios”.
“Debido
a que vivimos esta revolución global y tecnológica con retos como el
calentamiento global o la crisis financiera actual, hay más incentivos para
cooperar que para competir. Cuando hablamos de la supervivencia de los más
sabios nos referimos por contraste al concepto de evolución darwiniana, es
decir, a la supervivencia de los más aptos. El más sabio es quien facilita la
cooperación entre diferentes sociedades en oposición a una competencia eterna
entre los diferentes grupos o naciones”.