Hoy he tenido
un programa de radio, mi tercera intervención en un programa de radio. Durante
muchos años la radio era quien me acompañaba en mis largas horas de trabajo a
oscuras. Si, trabajé durante muchos años, al menos 10 creo recordar, dentro de
un laboratorio fotográfico, revelando a oscuras material para preimpresión. La
radio era quien me acompañaba, el lazo de unión con lo que existía fuera. La
vida durante 8 horas cada día, solo la vía a través de las ondas, contada por periodistas.
Hoy el programa
en el que he intervenido era de política, mi nueva ocupación, en los dos anteriores casos era sobre
diseño gráfico. El cambio es notable.
No somos uno,
vamos cambiando, somos varios y nos adaptamos bien a lo que toca ser. He defendido
en el programa la participación de todos, no creo en procesos cerrados, las
ideologías están para todos nosotros, pero tan válida es la mía como las de los
otros, faltaría más. Así crecí, nadie es perfecto ¿no? Pero los periodistas han sabido centrar el debate, dejar hablar, dominar los tiempos, incidir en que el oyente estuviera entretenido, saber diversificar.
Leía el otro
día a Gabilondo sobre el papel del periodista actual y coincidimos en varias
cosas. El periodismo es imprescindible para la libertad, para la justicia,
aunque sepamos todos que a veces está manipulado, más en las cabeceras
pequeñas, en las que dependen de los anuncios “amigos”. Los periodistas son
imprescindibles para hacer buen periodismo, hay que seguir investigando para explicar
las verdades que se nos muestran, pues en esa selección está la manipulación
escondida.
Hoy hay que
explicar, opinar, pero sobre todo mostrar y descifrar. Hay que hacer pedagogía para
adultos, que no se note, pero hay que hacerla para enseñar a entender. En el
futuro de mañana mismo, ya no será tan necesario mostrar, pues hay decenas de
sistemas para conocer y ver. Pero habrá que explicar, dar motivaciones, digerir
las noticias.
La matanza de
Newtown la podemos enseñar, mostrar, han sido centenares los lugares abiertos a todos
vosotros, pero todavía nadie la ha sabido explicar con claridad. Hay que
entender el por qué y para ello es necesario un periodista profesional. Lo
importante no es lo que ha sucedido, pues nos martillean con esas imágenes
desde centenares de lugares. Lo importante es entenderlo, evitarlo, asumirlo
desde su cultura. Para eso es necesario el periodismo, el debate, la investigación,
la radio, los profesionales. Hay que saber dirigir las orquestas para que
suenen a algo.