11.12.12

El problema de la red de Paradores no se resuelve privatizando

La red de Paradores en España está en horas bajas, con problemas complejos de entender pues en apariencia han surgido casi de la nada y en pocos años. Pero lo cierto es que son un artilugio complicado de asimilar en el siglo XXI con una España pionera en el turismo que queremos que sea de calidad y Paradores representa una forma de entender el turismo que se nos antoja anticuada.

Y ahora me explico, antes de ser linchado. La red de Paradores en España tiene una calidad entre buena y excelente en casi todos los casos, pero a su vez unos precios poco competitivos y un tipo de clientela compleja. No suelen ser establecimientos en donde los extranjeros sepan sacarle jugo a su excelencia, y por el contrario sus precios los han convertido en servicios para una cierta clase social media alta. La edad media es alta y las comodidades no son del siglo XXI.
Por otra parte en bastantes casos no se han sabido adaptar a la realidad económico del momento de crisis, hay un problema de rentabilidad, no tanto por sus resultados globales antes de reformas, como por el lógico mantenimiento de unos edificios suntuosos, caros y complicados, que deben repercutir sus reformas en los precios finales.
Complicados asuntos, complejidades varias que convierte en poco rentables los complejos hoteleros de Paradores. ¿Debemos soportar con dinero público las reformas de estos hermosos edificios?, pues posiblemente en periodos de crisis no. Pero la marca Paradores son algo más que unos simples edificios de hoteles para lo que representa el turismo en España.
En muchos casos son edificios situados en lugares poco competitivos, incluso en localidades que viven en gran medida de su tirón turístico, con una ocupación media que resulta baja y una reconversión que se antoja urgente. ¿Qué hacer?
Efectivamente, una vez que ha llegado el PP, lo lógico es esperar que los privaticen. Algo complicado pues son edificios históricos en muchos casos, con un valor de reconstrucción soportado por todos que ahora nadie deseará sufragar. Es decir, una privatización sería tanto como regalar unos inmensos edificios a costa de que no nos siguieran costando dinero su mantenimiento. Mal negocio para el país.
Hay que mejorar su gestión, profesionalizando, y aquí si que es lógico y no es sanidad como pretenden hacer en un todo contra todo. Hay que renovar completamente todo su interior en algunos casos, ofrecer servicios de más calidad y sobre todo más modernos y saber integrarse en un mercado muy variado peor también muy competitivo. Cerrarlos NO, pero adaptarlos SI. Lo malo es lograr hoy una financiación de mucho dinero, para poner al día estos hermosos pero enormes edificios.