Yo desearía
tranquilizar a los lectores de este blog. Los (que dicen) tejemanejes que
presuntamente ha realizado un tal Ángel del Cabo son de lo más normal y
habitual en el gran mundo empresarial que sufre. Esas trampas que presuntamente dicen las
malas lenguas ha realizado por presunto encargo del Díaz Ferrán, presunto
empresario y presunto Presidente de no sé qué sindicato empresarial, son de lo
más habitual en el mundo de las empresas que empiezan a no ganar lo que estiman
sus “amos” que deben ganar cada día.
Si acaso hay
que liarla a estos chicos —que presuntamente han hecho lo que dicen—, por tontos
y dejarse coger. Por eso digo que no hay que preocuparse mucho, que no hay que
tener miedo. Que lo habitual es que no los cojan nunca, pues son más listos que
estos pardillos que ahora salen por la tele. Eso si, parecen más listos, pero solo presuntamente.
Vosotros os
preguntaréis que por qué lo sé. Nada, que os lo explico ahora, tranquilos.
Mira, cuando las cosas van mal en una empresa, algo que se detecta mucho antes
de que se deje de pagar, incluso un par de años antes, se empieza por lo más
simple. Se intenta contactar con los mejores asesores, los más caros, los más
escondidos, los que trabajan para pocos clientes pero son eficaces. Estos
asesores suelen tener en su agenda los teléfonos de otros “asesores” más duchos
en técnicas de lavado de imagen. Y al final pides por favor que te pongan en
contacto con los presuntos tramposos. A partir de cierto tamaño de la empresa esto es práctica habitual, no solo desde las grandes.
Efectivamente
los inspectores de Hacienda los conocen, faltaría más, pero pasa como con los carteristas de
las calles, que además de conocerlos hay que demostrar que han substraído la
cartera con violencia, con más de 500 euros dentro, y con ganicas de joder. Y
que además al que se la han robado ponga una denuncia. Si no es así (más o
menos, que no soy abogado penalista), es una simple falta.
Yo
presuntamente no conocí a ninguno, pero joder, trabajaba de maravilla ese que
no conocía de nada. Sus clientes eran casi todos empresarios del País Vasco
aunque él trabajaba desde otra zona. Había en aquellos años serios problemas
para tener las contabilidades limpias de polvo, paja e impuestos
revolucionarios, pues la policía vigilaba (solo) un poco a los que
presuntamente pagaban. Era limpio, eficaz y listo. Muy listo el tipo. Seguro que no tenía
las mejores notas de carrera, como este de esta semana que creo empezó de fontanero,
pero el sentido común lo empleaba con mucho sentido. Son los peores, pues son
normales y saben salir de todo tipo de atolladeros.
No debéis preocuparos,
desgraciadamente no se puede hacer nada mientras no modifiquemos las leyes de
manera rotunda. Ahora lo que toca es recortar a los más pobres sus servicios
sociales, su sanidad, su educación, la cultura y restar concejales de la oposición,
que estorban mucho. Lo de ir contra los que defraudan lo podríamos dejar para
otro siglo. Que ahora hace pereza. En realidad una vez que han quitado los
impuestos sobre el Patrimonio y Sucesiones, y han dejado que el de Beneficios
se adapte como un traje a medida, solo queda sin tocar (a la baja) el IRPF y el
IVA y esos impuestos los pagamos los pobres. Que por cierto, siempre nos estamos quejando
de todo. Qué impertinentes somos.