Se juntan el PP y el PSOE (año 2012), sin dar oportunidad al resto de fuerzas políticas y sociales, para intentar con urgencia y prisas resolver el problemas de los desahucios de viviendas con hipotecas impagadas.
En estos temas con tantas aristas y complicaciones de todo tipo, es malo ir con prisas, asustados por lo que se les puede venir encima, empujados por una sociedad harta de soportar “la nada”.
Hay que tener mucho cuidado con las reformas, pues se puede hundir aun más el sistema económico. Sin duda, la ley hipotecaria es vieja e inhumana. Sin duda es vergonzoso que familias tengan que sufrir —incluso con violencia de la policía— el abandono de sus viviendas y la pérdida de su cueva vital y todos sus recuerdos y pertenencias. Y todo por culpa de un sistema tramposo en donde se suman leyes, intereses de demora vergonzosos, subastas casi delictivas, etc.
Pero a partir de estos dramas hay que edificar soluciones. No cambiar el problema hacia otro lado. Los Bancos y Cajas de ahorros deben seguir funcionando. Y esto es casi imposible de hacerlo entender después de tantos abusos, más si lo dice alguien que se considera progresista.
En los últimos años hemos demonizado por orden: a los políticos, empresarios y banqueros. O revertimos estas opiniones sociales claramente anclados entre la sociedad o es imposible salir de estas trampas, provocadas por ellos mismos.
Los bancos son una cosa y los financieros tramposos son otra. Sin bancos, sean públicos o privados, no es posible hacer funcionar una sociedad. Otra cosa es que estemos dispuestos entre todos a cambiar hacia una sociedad comunista o anarquista. Pero mientras no lo hagamos necesitamos a los bancos. Todos.
Tras las hipotecas hay avalistas. Quedan siempre deudas que se pagarán (o no) durante toda la vida, siempre que haya ingresos. Las deudas hay que pagarlas. Y esto aunque sea muy duro entenderlo, es de momento inevitable. Incluso es muy deseable que sea así como concepto. Otra cosa son las acepciones a esta norma social de básico cumplimiento.
La dación en pago no es la solución permanente, es insoportable para un sistema económico y social básico. Saldrían la futuras hipotecas carísimas, lo que imposibilitaría a muchas familias poder acceder a ellas.
Hay que acudir a sistemas de alquiler público, a alquiler con derecho a compra, a alquileres con pagos que se van acumulando hasta la compra definitiva de la vivienda. Sistemas por cierto que ya se empleaban en España hace décadas.
No es lógico ya pensar —como básico— en la propiedad de la vivienda, más incluso como un elemento de inversión y de especulación. Y así hemos vivido durante algunas décadas, pero se ha acabado.
Cambiar las leyes no es sencillo, pues se juntan muchos asuntos. ¿Por qué se permiten las empresas de crédito fácil que abusan mucho más que los bancos de las trampas inmobiliarias? ¿por qué hemos permitido sistemas de subastas de acceso público, perfectamente manipulados? ¿qué responsabilidad tienen las empresas de tasación, los notarios, las inmobiliarias? ¿cuándo vamos a juzgar a los que han abusado y robado a los menos preparados? ¿para cuando un banco público? ¿por qué hemos desmantelado las Cajas de Ahorros y a cambio de qué sistema mejor?
Cuando se subasta (con trampas) una vivienda de desahucio, sobre el precio de transacción se acude a la deuda (incluidos intereses usureros y brutales gastos de todo el proceso) y se resta, para hallar la cantidad que le queda a la familia desahuciada, como deuda eterna. Contra peor se subasta, contra más trampas se hacen en la subastas, más deuda queda al banco y a la familia. Muchas veces el banco participa de estos apaños, pero otra veces no son los bancos sino las personas que rodean esta mugre. Gentes que trabajan directamente o indirectamente para un sin fin de sistemas legales.
Lo que hay que reformas son todas las trampas legales que permiten a unos tipejos hacerse millonarios a costa de muchas otras familias que quedan abandonadas y sin futuro.