Se desinfla
la marea convergente en Cataluña —según los últimos sondeos— apoyada por los
golpes de efecto que grupos de presión que no son sus contrincantes políticos
le asestan en la yugular del punto flojo, de la debilidad, de los trapos
sucios.
Hoy decía en
una reunión de amigos que los políticos tienen mucho menos poder del que la
sociedad cree, y esto es muy malo. La democracia en España se vuelve a asentar
sobre pilares flojos, sobre poderes sin controlar ni elegir, sobre verdades a
medias, sobre poderes fácticos que saben jugar al ajedrez.
Lo está
aprendiendo Cataluña, como antes lo tuvieron que aprender los socialistas
felipistas o los que se les tuerzan en el camino de los que realmente mandan.
No es
necesario tener poder de crear leyes o de modificarlas. Lo chache piruli es
saber presionar, medrar, poner zancadillas, saber el momento y donde hay que
dar el golpe bajo, sacar las verdades y disfrazarlas con flores para que se
vena más grandes y huelan más. Los hay artistas de la moda, del saber disfrazar,
del modificar voluntades. Sobre todo por que nosotros, tú y yo, parecemos
tontos y nos dejamos llevar.
No voy a
opinar, pues no es ahora el momento, sobre lo que pienso de CIU o solo de
Convergencia y sus cuentas presuntas en paraísos aburridos. Lo voy a dejar para
otro día, pero no me negaréis que algunos saben elegir el día de poner la gota
en el ojo ajeno, para que escueza más de lo que debe.
Mientras
tanto, el resto de políticos contrincantes, se frotan las manos y casi dan
gracias al mundo entero de que las floren huelan a errores graves. No se dan
cuenta de que es hoy por ti, mañana por mi. Y eso si, al ladrón jeta no hay
otra que la cárcel, faltaría más. Pero si es ladrón y jeta, si no, no. En el
año 2015 sabremos la verda, pero para entonces ya será tarde para el castigo o
el premio político.