Las trabajadores de las PYMES les resulta muy difícil hacer
huelga general y hay que decirlo con claridad. Cuanta más crisis tenemos,
cuanto más fácil es terminar desempleado por un despido, más complejo es poder
hacer huelga general para los trabajadores de los PYMES, que son los más
indefensos ante esta crisis, los que más derechos han perdido. Los trabajadores
de las PYMES son señalados, saben que son apartados —al menos mentalmente— del
equipo de colaboradores, que es un punto de inflexión que los empresarios
emplean para luego tomar decisiones.
Por eso los sindicatos deberían plantearse —desde hace años—
que hay que buscar otras alternativas de
defensa, que sean más útiles a los trabajadores. En una huelga se trata de conseguir
para los que la convocan beneficios o reversión de sus dramas. Nunca se trata
de crear unos nuevos dramas laborales.
Una huelga general es la presión máxima que se puede
realizar, pero nunca se ha planteado hacer una huelga general indefinida.
Máximo exponente de hasta donde se puede llegar en caso de conflictos máximos.
Pero por debajo de la huelga general no hemos sido capaces de encontrar
alternativas válidas. Defensa de los derechos sociales que no sirvieran para
señalar a los trabajadores más débiles.
Las grandes empresas lo tienen mucho más sencillo, los
servicios públicos se amparan en sus servicios mínimos para justificar sus
apoyos o no a la huelga. Pero los trabajadores que en mayor número terminan en
despidos y desempleos, con menos calidad en sus puestos de trabajo, lo tienen
muy complicado.
¿Qué tal dejar de consumir (del todo) durante una semana,
excepto bienes de primera necesidad?
Ayer a muchos trabajadores de centros comerciales, sus “jefes”
les dieron un mitin sobre lo que deben hacer o no hacer hoy. Les quitaron su
libertad. Para ellos hacer hoy huelga es un grave problema que se suma a su situación
de falta de derechos. Para ellos es peor hacer huelga. Anoche muchos trabajadores de PYMES tuvieron que
sufrir un piquete informativos por parte de “sus jefes”.