Acabada la jornada de huelga general, toca sacar
conclusiones, analizar situaciones, pensar en el futuro, leer en voz alta
titulares personales.
Las personas están muy cabreadas, la violencia surge
con leves chispas.
El miedo a perder el trabajo influye en las libertades
de todos.
Las manifestaciones son más influyentes que la huelga; y
más libres.
No hay que abusar de las convocatorias de manifestaciones.
También el sistema nos necesita como consumidores y es
un arma fácil de defensa.
No sirve medir el consumo eléctrico, hay que
seleccionar los lugares sobre los que afectan las huelgas.
La policía no sabe comportarse en situaciones complejas.
La violencia (de la policía) no es el sistema y complica más las situaciones,
lo que la convierte en ineficaz.
Hay que huir de la violencia de los manifestantes que
la provocan en una situación sin violencia.
El País Vasco no ha querido seguir la huelga.
Hay que dejar a los periodistas que hagan su trabajo.
Son una herramienta muy buena para el éxito de las protestas, aunque no se
entienda esto.
Los medios de comunicación son muy eficaces. Todos,
también las redes sociales.
Hay emblemas que son importantes en la huelga. Pero hay
que actualizarlos.
Las 4 de la madrugada es importante, las 10 de la
mañana también. Pero las 00:00 es un momento clave. Las 23:00 sigue siendo
jornada de huelga.
No hay que dar cifras de seguimiento de huelga en
número, sino en importancia.
Habría que explorar otros mecanismos de protesta
diferentes a la manifestación que se mueve. La manifestación “quieta” puede ser
un buen sistema.
Formar “grupos” de 100 ó 200 personas es suficiente, lo
que permite formar decenas de “grupos de 200” en distintas partes de una gran
ciudad.
Los sindicatos están flojos. El PSOE está dividido
entre sus dirigentes conocidos y sus bases. Esto hay que remediarlo con
urgencia. Necesitamos a los sindicatos, necesitamos al PSOE, y hoy lo
hubiéramos necesitado fuera del Congreso.
Si el PP no toma buena nota de lo acontecido en este
día de huelga general, las situaciones se enquistarán y se volverán peores para
salir de esta crisis brutal.
No se puede tensar las cuerdas sin peligro a que
se vayan rompiendo una a una. Aunque sea lentamente.
A cada ejercicio de protesta lógica vendido por el
Gobierno como fracaso, seguirá una presión mayor. Es la lógica social de los
libros.