Esta semana
desde varios foros se nos ha indicado por primera vez en público, cuanto se
estima que va a durar esta crisis económica. Es un cambio de ciclo, no es una
crisis simple sino varias enlazadas de las que no es posible ver todavía sus
efectos finales. Pero si parecemos capaces ya de dar tiempos basándonos en
situaciones parecidas en otros países y otras circunstancias históricas.
Estos ciclos
de cambio suelen duras entre 8 y 12 años. Basándonos además en la suma de datos
que ayudan a la aceleración de los cambios como la globalización, pero a su vez
con tensiones que la vuelven más lenta como el no tener alternativa y la gran
resistencia que las fuerzas financieras ejercen para que nada cambie, debemos intuir
que este cicló será largo y que nos acercaremos más a los 12 años que a los 8.
Llevamos unos
2 años de crisis completa, cuatro si nos basamos en añadirle sus inicios
irregulares y no admitidos por los gobiernos. Quedan pues entre 8 y 10 años de
crisis, sobre todo en España.
Pero lo
importante no es tanto su duración, como los efectos que tendrá en estos
periodos sobre las personas y sobre las instituciones públicas y privadas, y de
qué forma saldremos todos de ella.
Hoy sabemos que de momento no hay alternativa económica ni social.
Sabemos con certeza que vamos a salir más pobres.
Aceptamos que los países emergentes están subiendo, mientras que los
países occidentales clásicos están perdiendo poder de todo tipo.
Reconocemos que el gran problema en España es el desempleo, con
tendencia a que lo sea en más países europeos.
No queremos asumir que la crisis se radicaliza en España por la crisis
inmobiliaria y que la solución (mala) es tener que bajar el precio de la
vivienda a unos valores que complican mucho la realidad contable de los bancos.
Admitimos que de la actual crisis no son capaces de salir Portugal, Grecia,
España, Italia o Irlanda sin quitas importantes en sus deudas, algo hoy
impensable.
Consentimos (pues somos los responsables nosotros) que no tengamos
líderes políticos que demuestren capacidad para gestionar y plantear nuevas
alternativas.
Nos preocupa mucho más la inflación que la pobreza, más el déficit que
el desempleo, más la deuda que la reactivación.
En
estos al menos 8 próximos años surgirá la solución, el cambio, la diferencia
con lo actual. Si no es así, su duración será mucho más larga. Esto solo se
arregla con modificaciones suficientes en los comportamientos especulativos y
decisiones atrevidas en la economía pública.