Tras
las palabras del ministro Wert sobre los niños en Cataluña, remarcadas por más
ministros y vicepresidentas, para no dejar duda de su oportunidad política, a
uno le entra el miedo de la batalla, y se le disipa la duda de saber en manos
de quien está el gobierno en esta España. Ya no hay duda.
Siempre
he discutido que la opinión que prevalece entre los grupos políticos (de que
cuando se está en la oposición hay que demostrar que se es duro y claro con la
ideología propia para pasar a gobernar para "todos" cuando se tiene
responsabilidad), era un error táctico básico. Que yo siempre defendía lo
contrario. Ser blando y adaptado a la sociedad mientras se está en la oposición
y defender y trabajar las ideas propias cuando se tiene la responsabilidad de
gobernar, pues gobernar es también transformar, cambiar, construir.
El
PP me ha dado la razón, gobernando ahora para "los suyos" y no para
todos.
Por
eso no me quejo (en exceso) de sus decisiones. Son la lógicas de un grupo muy
mezclado en donde hay de todo, desde lo más lateral a lo centrado, que alguno
conozco, faltaría más, aunque aplaudan o callen, para no dejar de salir en la
foto.
Nos
esperan meses peligrosos aunque entretenidos, tiempos de cambios que nos
moverán las entrañas, pero de momento lo básico es no hacer demasiado caso a
las tonterías, más que nada por que las decimos los tontos.