El sistema
democrático, la política, las personas que deberían haber velado por el sistema
social y política, han claudicado ante los poderes económicos en estas últimas
décadas, dejando la gobernación real en sus manos, perdiendo los políticos el
poder para pasar a ser meros gestores.
Podemos decir
que los políticos son unos jetas, incluso muchos pensarán que unos ladrones.
Sus trampas son miserias, migajas, grandes cantidades para muchos de nosotros, pero polvos en relación a la manipulación global que los poderes económicos que no dan la cara pero que llevan años manipulando, han realizado en este país.
Sus trampas son miserias, migajas, grandes cantidades para muchos de nosotros, pero polvos en relación a la manipulación global que los poderes económicos que no dan la cara pero que llevan años manipulando, han realizado en este país.
No somos una
dictadura, y ese es el gran truco. Han jugado permitiendo que la democracia
creciera, a costa de ser ellos los que dominaban aquellas layes y cambios que
les afectaban a sus manipulaciones económicas. Durante siglos los poderes
económicos han subyugado a los pueblos para que nunca se levantaran contra sus
tejemanejes. Ahora han aprendido que es más eficaz darles libertad.
Como decía un
gran humorista español, no hay nada como darles libertad a los cerdos, para que
se críen más gordos y sabrosos.
Lo curioso es
que ahora todos, es decir TODOS, tenemos una gran deuda pública. La deuda la
tenemos TODOS y la tendremos que pagar todos. Muchas veces olvidamos que TODOS
somos tú y yo. Pero curiosamente nunca hemos participado de las ventajas que
daban esas deudas. Nunca las pedimos, nunca decidimos sobre ellas, incuso
estamos seguros que los políticos que pidieron esas deudas tampoco se beneficiaron
de ellas, simplemente fueron manipulados por unos jetas sobre unos tontos que
se ponían traje y se creían importantes por que presuntamente gestionaban.
Los
políticos, todos, yo también, debemos replantearnos nuestra labor, pero no
abandonar, sino hacernos responsables de nuestras boberías y ser capaces de
tomar riendas de los abusos de los manipuladores que jugaron con los políticos,
cuando menos sin que estos se dieran cuenta.
Y plantear
que gran parte de nuestra deuda pública hay que analizarla con sumo tiento y
ver responsabilidades, además de posibilidades de pagar o de condonar y empezar
a ser tan responsables como asumimos cuando tomamos la gestión de cada encargo
político.