Dicen que para ser feliz, bastaría con convencernos de que debemos dejar de ser “NO” felices. Y es que nosotros mismos somos los que decidimos si queremos continuar siendo NO felices. Sin darnos cuenta, repetirnos por dentro que NO somos felices hacen el milagro negativo de conseguir que efectivamente NO seamos felices. No nos repitamos tantas veces que nuestros problemas no tienen solución, bien al contrario, aceptar que el optimismo ayuda a volvernos optimistas.
Hay que saber controlar los pensamientos internos, insistir en llenarnos de optimismo a base de regarnos nosotros mismos de pensamientos positivos.
Seamos más ordenados, más activos, más seguros de nuestras acciones, con mejor utilización de nuestras capacidades. Escribamos en una hoja qué queremos hacer, a donde queremos llegar. No es milagroso, pero si nos desviamos, podremos acudir al papel a revisar las metas que escribimos en su momento. Si estamos convencidos de que deben cambiarse, simplemente se cambian, pero por escrito otra vez.
Debemos intentar ser más felices, estar motivados para serlo, saber que es muy positivo intentar ser feliz. Si lo logramos, todo lo que nos rodea tendrá otro color, nos será más fácil.
Debemos respondernos qué somos; qué tengo dentro de mi que sea positivo y válido; qué quiero hacer con mis puntos fuertes, con mis talentos; a quien voy a dirigirme con todas mis fuerzas y potencialidades para acompañarnos mutuamente en la vida, para buscar trabajo, para ser más feliz, para intentar una nueva empresa.
Decide hacer algo nuevo; si las cosas no te están caminando bien, mantenerte en el mismo lugar, en la misma posición, no te ayudará en nada si las cosas ya están siendo negativas. Hay que cambiar, actuar, buscar nuevas salidas. Controlar los tiempos y aprender a actuar con eficacia. Eres capaz de controlar tu propia vida. Te pertenece.