El
PSOE puede recibir dos patadas en el hígado que lo dejen sonado ante las
catalanas que podrían ser el golpe definitivo para tener que cambiar de líder.
El
nacionalismo de diversos colores y formas, con diferentes potencias y deseos va
a salir bien parado de estas dos elecciones.
El
BNG tras sus divorcios, peleas, divisiones o dudas casi volverá a tener la misma
representación (o más) que hace 4 años, sumando diputados encuadrados en
diversos grupos.
No
parecen triunfar como se auguraba ni UPyD, ni IU ni el nuevo partido de Conde.
Es como si casi nada se moviera en clave nacional.
El
PNV vuelve a ascender al poder, pero esta vez en un Parlamento complicado, muy
diferente a todos los anteriores, con la necesidad de templar gaitas de manera
exquisita.
Entran
los nacionalistas separatistas en el Parlamento del País Vasco y estaremos atentos
para ver qué plantean, qué tipo de política quieren hacer. Sin duda es la gran
novedad por su potencia y por la necesidad de que sepan adaptarse a un sistema
político complejo que no facilita la salida a sus tesis independentistas.
Las
abstenciones y los votos blancos también van a contar, si no para entregar
diputados directamente, si para ser analizadas y comparadas con otros años.
Deseamos
conocer qué capacidad de acertar tienes las encuestas en dos territorios tan
complejos para decir la verdad el encuestado y con unos cambios tan sutiles que
pueden llevar al disgusto o a la gloria a según quien.
El
PP se juega entender que sus políticas son percibidas con al menos el silencio,
o en cambio se entienden como un retroceso social y político. Más bien creo que
lo primero. Ellos saben que se juegan los próximos dos años de tranquilidad
relativa o de luchas incluso internas.
Saber
extrapolar estos resultados hacia Cataluña es muy complejo, pero se intentará.
Así que de alguna pequeña manera, también está votando indirectamente Cataluña.