Hoy todos los
medios abren con la tristeza de Cristiano Ronaldo, que para esas dos personas
que todavía no lo saben, es un jugador de fútbol. Ya no importa casi nada el
resto, ahora hay que descubrir por qué está triste el chico de blanco, pues
seguro que detrás hay unas historias terribles de alguna mirada mal hecha o de
un quítame allá estas pajas.
Nada más
positivo para el sistema como convencernos a todos de que los ricos también
están tristes. Así nos sentimos en igualdad de vida. Estamos todos tan tristes
como Ronaldo, al final lo hemos conseguido, somos parecidos en algo al rico de Cristiano Ronaldo.
Una vez que
me levanto en igualdad de condiciones que el rico de Ronaldo (que todo hay que
decirlo, como es portugués igual es por eso), uno mismo se siente mucho más
feliz. Yo como no meto goles no puedo quejarme como he hecho él, no celebrando los
goles (¡jodo qué forma de hacer huelga!), así que yo me he buscado mi particular
manera de decirle a la gente que también estoy triste como Ronaldo.
Me ha costado
encontrar la manera de quejarme. Cuando vaya al servicio NO tiraré de la
cadena. Es más efectivo que lo de Ronaldo que como mucho puede demostrar que
está cabreado un par de veces a la semana. Yo he sacado cuentas y en una semana
igual demuestro que estoy triste unas 40 veces. No espero salir en los periódicos,
por eso lo escribo en mi blog, para que se sepa.
Lo malo será
como me “ahostie” mi santa y tenga que dejar de estar triste para estar dolido,
pero la intentaré convencer que si Ronaldo tiene derechos, yo que soy más
mayor, también debería. ¿Qué por qué estoy triste?, no sé, qué más da ¿no?, si
motivos me (nos) sobras oye.